sábado, 13 de junio de 2009

TEXTIFICAR- OMAR SOTO

 Textificar 

Veamos. 
Yo lo vi. ¿Cómo describirlo? ¿Será acaso "describir" una suerte de 
manifestación en donde se sustrae la escritura, algo como un des- 
cribir? si es así que es lo que queda ¿Una imagen sin narración?. 
Quizá el texto empieza un poco antes: ¿Es posible que la escritura 
siga siendo, aún antes del video y la fotografía una forma de rescatar 
imágenes, una proyección hacia un futuro? entonces ¿hacia dónde se 
proyecta la imagen residual de la escritura y en qué momento esa 
proyección inventa un público?. Una segunda duda que debiera ser la 
primera duda ¿Quién es quién, cual es la imagen interna en la 
escritura, cual es la imagen de la escritura, hay una imagen final 
definitoria? 
 Ver. 
 Pienso en los utensilios con los que dibujamos esos contornos que se 
difuminan y pienso también en esos contornos que no terminan de 
colocarse como fronteras, una forma que se pierde y que no acontece. 
Hay formas de mirar y de mirarnos de la misma manera en que hay formas 
de borrarnos. Quizá se trate de eso que es borrarnos, de quitar ese 
autoengaño de la imagen que nos dibuja. Milagrosamente hay un chiste 
que resuelve el primer párrafo: Había un perro llamado Goma, un día se 
rasco y se borro. 

  El cuerpo crece concéntricamente. Desde la ceniza los círculos 
concéntricos dibujados, la cal cayendo sobre un cuerpo terráqueo 
circular. Hubo una disposición por dibujar doce círculos crecientes 
desde la tina y el montículo de tierra, el treceavo circulo, por ser 
el último, fue la penetración del paisaje en la pieza y no la pieza en 
el paisaje, si girabas 360º generabas un horizonte circular. ¿Qué fue 
dibujar sino caminar sobre la tierra, re-marcar la tierra, re-bautizar 
la tierra? Va Gibran andando,  nos danza. La imagen estaba en los 
pasos, en el baile ritual, al igual que la música el ritmo surgió de 
la aceleración y del frenado del trasladante. La pieza entera fue pura 
danza, dentro de este texto no hay más forma de explicarla. 
  Negación. La escritura, lo que escribo, va inventando la narración 
que dentro de su propia estructura también borra y erosiona. Va Gibran 
andando, un día después hay una primera erosión la del viento y la 
llovizna, el paisaje se esta integrando, el dibujo de cal se ha 
distorsionado apenas algo. Se busca el borrado, una edición mas 
violenta, un utensilio más máquina que naturaleza. Una segunda danza 
de aceleración y frenado ¿Cuál es la imagen? No hay imagen; la danza 
Gibran-vehículo la ha borrado. Como en el grabado sólo queda la 
huella, algo ha ocurrido. La estructura de la escritura no delata los 
movimientos del borrado, los pasos de la danza se interpretan sobre 
ese tramo de tierra horadada: Aquí entra un coche- Por allá da la 
vuelta- Mas adelante se derrapa- Bruscamente giró a la izquierda- Aquí 
están los pasos de Gibran- Por acá se arrastró el zapapico- Aquí freno 
de nuevo- Esta línea seguro es una curva cerrada- Una recta- Otros 
pasos- Freno- Aceleración- Izquierda- Derecha- Imposición. El peritaje 
general determina asesinato: sobre esa superficie de tierra queda 
semidibujada sobre si misma la silueta del dibujo. Sé que no se trata 
de esto pero la cal pareció echar cal sobre si misma esperando ser un 
dibujo en plena descomposición. Algo así como un dibujo atropellado a 
la mitad de la calle. 
  Otra danza, la del agua que canta. El sonido es una parte donde la 
literatura difícilmente puede entrar aún así si tomo un libro y sacudo 
sus hojas despierta cierta melodía, la disposición entre palabra y 
espacio pareciera ser un reflejo de una antigua vocación de sonido, 
como el reflejo del ritmo que lleva nuestra voz al hablar: palabra- 
silencio-frase-silencio; en la escritura: palabra-espacio-oración- 
signo de puntuación. De cualquier manera la música dentro de la 
escritura es apenas un fantasma. La última parte de la pieza fue puro 
sonido ¿Cuál es la imagen de ese sonido? la respuesta puede ser 
engañosa, pudiera ser incluso la imagen de otro sonido; fue la 
elaboración sucesiva de una serie de melodías similares, un cantar de 
niños-pájaros ininterrumpido. El canto se volcó hacia la persistencia 
del llamamiento. Yo lo vi y lo textifico: había un desfile de pulmones 
infantiles, de traqueas niñas, de cachetes niños, de lenguas diminutas 
manando todos en un sólo tiempo un aire anciano renovándose en un 
ritual contemporáneo. Hacia los cuatro putos cardinales fluía 
infancia. 

  Oír 
 Algo sucede, un sonido como un coágulo de agua o de algo o una 
parvada de niños silvando al unísono. La mirada clavada en ese sonido, 
es como si cada cada cosa vista adquiriera el ancho de un ruido, 
ciertas aves se hicieron invisibles y de repente llega una como 
polifonía como algo un poco inombrable, algo sin forma, más una 
palabra que no manifiesta nada. El texto llega a su fin, agoto su 
escritura. La pieza termina con el sonido de la lluvia.


25 de mayo, 2009

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