sábado, 13 de junio de 2009

TRASLADOS, UNA NUEVA POSIBILIDADA...- CARLOS ARANDA

Traslados, una nueva posibilidad de compartir el paisaje, el territorio y la utopía

 por Carlos Aranda Márquez

Para entender el proyecto Traslados, paisaje, territorio y utopía debemos pensar primero  qué está pasando en el planeta y especialmente en Oaxaca. Es un asunto palpable que el mundo es un caos y qué ha comenzado un ciclo muy acelerado de calentamiento global, una severa crisis económica, nuevas pandemias por aplacar y combatir y la desaparición gradual del diálogo entre nosotros mismos, por citar solamente algunos de los síntomas más evidentes. Es por ello, que algunos artistas y pensadores invitados por Gibrán Morales Carranza decidiéramos participar en un esfuerzo colectivo por pensar, actuar y dialogar en común y en voz alta sobre un grupo de cuestiones que nos atañen a todos. Ya desde su semilla, Traslados, paisaje, territorio y utopía ofrece una plataforma multidisciplinar de trabajo para que exploráramos ideas afines: ¿Qué significa para todos nosotros que más de la mitad de los oaxaqueños estemos en una diáspora permanente? ¿Acaso podemos resolver esas difíciles dicotomías entre lo propio y lo extraño? ¿Periferia y centro? ¿Es posible trabajar fuera de los circuitos del capitalismo cultural? ¿Puede el deseo ser productivo?

Traslados acepta amablemente el préstamo de un sitio geográfico para la experimentación visual como lo representa una parcela en San Jerónimo Yahuiche, entre Santa María Atzompa y Monte Albán. Lugar imantado entre dos centros ceremoniales, dos observatorios astronómicos, dos momentos de la Historia de Oaxaca. De ahí que a partir de abril y hasta noviembre del 2009, siete artistas utilicen esta parcela para elaborar un proyecto artístico específico, impartamos un grupo de talleres en la comunidad, y en diciembre, discutamos en tres mesas redondas varios temas fundacionales: ¿Cómo afecta la política nuestra vida cotidiana? ¿Porqué unos emigramos hacia Oaxaca y otros, los más, emigramos hacia otros lados? ¿Es posible la utopía en tiempos actuales? Es importante señalar que la reflexión filosófica, psicoanalítica, antropológica constituyen un esfuerzo significativo correlativo al acto creador, como el corazón acompaña siempre a la cabeza.

Otro modo de pensar Traslados es verlo como un dispositivo de resistencia cultural y de tránsito de ideas. Es cierto que en Oaxaca se producen y se exhiben muchas obras de arte  pero todo este zeitgeist se inscribe en una lógica del capitalismo cultural, donde se vende y compran firmas y mercancías, en donde el intercambio simbólico de experiencias se ve reducido a un momento fugaz. Traslados intenta establecer un vínculo afectivo y productivo de sentido con la comunidad que lo alberga. Tampoco quiere ser un capricho creativo fugaz donde los artistas llegan,  producen y se van; al contrario, Traslados busca iniciar una relación productiva con San Jerónimo Yahuiche, para compartir experiencias y crecer juntos.

Traslados, paisaje, territorio y utopía plantea varios detonantes que, en un nivel parecen una suma de contradicciones. En la concepción occidental, el paisaje representaba un esfuerzo humano por comprehender la naturaleza en un entorno racional, ya fuera a través del arte o el de la ciencia. La noción cultural de territorio atraviesa toda la Historia del ser humano, con diferentes cargas y riquezas. Por último, otra vez, la cultura occidental nos ha educado a pensar que la Utopía no existe, que es un sueño de locos. Pero si transformamos estas potencialidades, veremos que la suma de estas proposiciones representan nuevas posibilidades de búsquedas artísticas, abordajes teóricos y zonas de diálogo fructífero. Las culturas mesoamericanas y amerindias concibieron de una manera más profunda la noción del paisaje, adscribieron significados cósmicos al entorno como parte vital de la naturaleza.

A partir del trabajo de los artistas estadounidenses que trabajaron sobre una nueva concepción del espacio y la obra tridimensional en  la década de los años 60 del siglo XX, el territorio se convirtió en un sitio, en la obra misma. Los trasladantes convocados han reinterpretado las tres nociones para ofrecer este dispositivo de resistencia y afirmación; es decir, es posible la utopía de pensar un mejor futuro colectivo, de trabajar en zonas desechadas por la cultura central y en Oaxaca cobra un sentido más crítico, al escoger un territorio incógnito como un sitio de trabajo, un punto de llegada pero también de partida.

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Primer acto: limpiar el terreno